El marketing turístico en 2025 debe centrarse en crear experiencias únicas, centradas en el usuario. Desde contenido visual inmersivo hasta recorridos virtuales o planes por intereses, el enfoque debe ser emocional y personalizado. Las marcas que trabajan esto de forma honesta y segmentada lograrán diferenciarse.
La recomendación directa sigue siendo una de las formas más efectivas de persuasión. Y si viene de alguien local, todavía mejor. En 2025, el marketing turístico da prioridad a colaboraciones con microinfluencers locales que conectan desde la autenticidad. Mostrar rincones poco conocidos, gastronomía real y actividades locales genera mayor impacto que las campañas con influencers genéricos y mensajes estándar.
Un viajero digital busca inspiración y planifica online. Por eso, es clave estar presente en Google con una ficha de Google Business optimizada, contenido SEO con keywords locales (“qué hacer en Zaragoza”, “escapadas rurales Aragón”, etc.) y una web adaptada a móviles. Además, plataformas como Instagram o Pinterest se están usando como buscadores visuales, así que las imágenes y vídeos deben estar etiquetados y alineados con la estrategia.
Las nuevas generaciones valoran la sostenibilidad, y el turismo no es la excepción. Las marcas que apuesten por prácticas responsables y lo comuniquen de forma clara y sincera ganarán puntos. Mostrar tu impacto positivo (uso de proveedores locales, acciones medioambientales, respeto cultural) puede ser la razón por la que elijan tu alojamiento o tu experiencia.